¡Bienvenidos a una nueva entrada del blog de Atlas Consultora!. En este artículo trataremos diversas estrategias de cadena de suministro la cual deberá estar pensada a partir de las características de los productos y de los procesos de abastecimiento.
También la semana pasada cerramos un ciclo de notas orientadas a entender el impacto de la virtualización del trabajo y la educación en el marco de la pandemia COVID-19. Además analizamos las oportunidades que se abren para mejorar la gestión e implementar mejores prácticas. Si te las perdiste podés empezar a leerlas desde aquí.
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Nuestra nota de hoy vuelve sobre uno de los temas que más nos gustan. En este caso la definición de estrategias que permitan generar ventajas competitivas y crear un proceso de crecimiento sostenible en el largo plazo. Esto es alcanzable a partir de un correcto entendimiento del negocio y una adecuada gestión de nuestras operaciones. Para ello comenzaremos con algunos aspectos generales a entender acerca de las estrategias de las cadenas de suministro. Luego analizaremos cómo elegir aquella que mejor se adapte a nuestra organización.
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El rol de la gestión de la cadena de suministro en la jerga clásica siempre fue llamado “gestión logística”. Este siempre fue considerado como una actividad orientada a encontrar la mejor forma de transportar bienes al menor costo posible. Esto la ubicaba de forma categórica como una función táctica, cuyo impacto estaba centrado en el corto y mediano plazo.
Sin embargo, a medida que las redes de abastecimiento y distribución comenzaron a complejizarse, empezó a evidenciarse que la gestión de la cadena de suministro implica también un rol estratégico fundamental para generar ventajas competitivas.
De este modo, queda definida una suerte de dualidad en las características. Por un lado la que definen el tipo de perspectivas y por otro las decisiones que esta tarea involucra. Estas pueden observarse con más detalle en la siguiente ilustración.
El concepto clave detrás de la idea de “las dos caras de la logística” tiene que ver con los atributos necesarios para poder llevar adelante una exitosa gestión de la cadena de suministro.
Por un lado es necesario tener en cuenta todos los factores del corto y mediano plazo, desde un punto de vista táctico. Esto que nos permite cumplir con los requerimientos siempre urgentes y cambiantes de las operaciones. Este tipo de trabajo requiere de un conocimiento profundo y detallado de todos los componentes y actores de la cadena. También presupone un análisis pormenorizado de los aspectos cuantitativos, buscando de esa forma la eficiencia en la operación.
Por otro lado si se desea triunfar en el largo plazo es necesario detallar los desafíos futuros de la cadena. Debemos contemplar también los avances disruptivos que podrían convertirse en oportunidades o amenazas. Esta perspectiva se basa principalmente en aspectos cualitativos, e implica un análisis mucho más amplio. En él debemos abarcar factores tan variados como la geopolítica, el cambio climático y la innovación en tecnología.
Sin importar cuál sea nuestra preferencia al momento del trabajo, es importante saber que, para que la gestión de la cadena de suministro sea exitosa, ambas partes deberán estar presentes y desarrollarse de la mejor forma posible.
Ya hemos introdujimos algunos conceptos básicos asociados a las estrategias clásicas de las cadenas de suministro para la estrategia operativa. Hoy profundizaremos sobre este punto, analizándolo en una matriz de dos dimensiones, conocida como la “matriz de Lee”. Se llama así en honor a Hau L. Lee, autor de un conocido artículo en el que presentó esta herramienta. La misma sirve para entender cómo elegir una estrategia en función del tipo y nivel de incertidumbre que debemos gestionar.
El planteo de Lee surge de profundizar una clasificación originalmente hecha por Marshall Fisher. Ésta parte de una categorización sencilla de los productos (funcionales e innovadores) y de las características de su abastecimiento (estables o cambiantes).
De la tabla, podemos ver que las características de los productos funcionales facilitan su gestión. Éstos son en general productos cuyo comportamiento es estable y conocido. Por lo general, se asocia este tipo de comportamiento a productos maduros. Por el contrario, los productos innovadores tienen características que los vuelven más complejos de gestionar. Esto se debe a que cuentan con mayor variabilidad.
Desde el punto de vista de las características del abastecimiento, la diferencia se centra también en el nivel de estabilidad y confiabilidad de los procesos asociados.
A partir del análisis de estas clasificaciones y sus posibles interacciones, Lee planteó una matriz de 2×2. En la misma posicionó las estrategias más adecuadas a utilizar en cada caso para gestionar las cadenas de suministro. La calve es utilizar el nivel de incertidumbre como el marco contextual que nos permitirá elegir.
De este modo, podemos tener baja o alta incertidumbre respecto al aprovisionamiento. Esta situación se asocia profundamente con el grado de avance que se haya logrado en los procesos. Mientras mayor es la incertidumbre, mayor es el nivel de cambio que se experimenta.
Algo similar nos sucede con el nivel de incertidumbre de la demanda. Es alli donde la estabilidad viene asociada a productos maduros y bien establecidos en el mercado (productos funcionales). En este caso la inestabilidad se asocia a productos nuevos (innovadores).
Al momento de gestionar la cadena de suministro, solo existe una certeza que aplica a cualquier lugar y momento. Esto es que siempre es deseable reducir la incertidumbre.
Para lograrlo, algunos de los métodos más efectivos se relacionan a compartir información. Otros en realizar una coordinación conjunta de las operaciones a lo largo de la cadena. También existen enfoques de colaboración en el diseño y lanzamiento de productos. En otras palabras: ayudar a estabilizar los procesos.
Sin embargo también es verdad que en muchos casos es extremadamente difícil lograr esto. Por ello también tenemos algunas indicaciones relativas a la gestión de las cadenas en diferentes contextos.
Ya hemos discutido este caso, pero podemos recordar que el objetivo aquí es minimizar los costos totales de la cadena. Esto se logra eliminando los procesos que no agreguen valor y haciendo foco en las economías de escala.
Cuando tenemos productos funcionales, pero procesos de abastecimiento con alta incertidumbre. Es recomendable hacer foco en aumentar la resiliencia mediante el desarrollo de múltiples proveedores posibles, y buscando transparentar la información a lo largo de la cadena para ganar visibilidad.
Adecuadas cuando tratamos con productos con demanda incierta, pero nuestros procesos de abastecimiento son conocidos y estables. En este tipo de situaciones la velocidad de respuesta es el factor clave para alcanzar el éxito. Podemos lograrlo aplicando estrategias de postponement (aplazar tanto como sea posible los procesos de customización). Otra alternativa es haciendo foco en permitir que la información fluya rápidamente hacia los tomadores de decisiones.
Este es el peor de los escenarios posibles, con altos niveles de incertidumbre en todos los frentes. Idealmente, debemos buscar salir de esta situación tan rápido como sea posible. Para ello, se debe trabajar de forma activa en el desarrollo de todos los procesos de abastecimiento. Esto se logra gestionando múltiples proveedores que nos cubran de posibles disrupciones. Al mismo tiempo ganaremos agilidad para responder rápidamente a los cambios en las preferencias de los clientes.
La gestión de la cadena de suministro supone un desafío que implica lograr un delicado equilibrio entre las decisiones y habilidades tácticas y las estratégicas, dentro de contextos dinámicos que ofrecen la posibilidad de encontrar ventajas competitivas para quienes logren entender mejor el entorno y tomen las decisiones correctas en función de los potenciales escenarios futuros.
Para ayudarnos a analizar mejor nuestra posición actual y pensar en cuál sería la posición deseada Lee desarrolló su famosa matriz. Esta nos permite ubicar la mejor alternativa de gestión en función del nivel de incertidumbre que observamos en la demanda y nuestros procesos de abastecimiento.
Sin importar en qué situación nos encontremos, siempre será una buena idea intentar reducir la incertidumbre de la cadena de suministro. Para ello, las herramientas más efectivas son la gestión de la información y la mejora continua de los procesos. Esto nos permitirá compartir datos y mejorar la visibilidad de toda la cadena para todos los actores involucrados.
Nuestra próxima nota abordará la definición de posibles métricas que nos permitan entender mejor el desempeño de la cadena de suministro. Con esta información podremos medir la efectividad de nuestros planes y decisiones.